Infanticidio. Las parteras que dejaron de matar niñas y comenzaron a salvarles la vida en India

Hakiya Devi, la mayor de las parteras que entrevisté, me dijo en ese momento que había matado a 12 o 13 bebés. Otra partera, Dharmi Devi, admitió haber matado a más, al menos entre 15 y 20.

Es imposible determinar el número exacto de bebés que pudieron haber matado, dada la forma en que se recogieron los datos.

Pero aparecieron en un informe publicado en 1995 por una ONG, basado en entrevistas con ellas y otras 30 parteras. Si las estimaciones del informe son exactas, más de 1.000 niñas morían cada año en un distrito a manos de 35 parteras. Según el informe, Bihar en ese momento tenía más de medio millón de parteras. Y el infanticidio no se limitaba a Bihar.

Negarse a obedecer órdenes, dijo Hakiya, casi nunca era una opción para una partera.

“La familia cerraba la habitación y se ponía detrás de nosotras con palos”, dice Hakiya Devi. “Decían: ‘Ya tenemos cuatro o cinco hijas. Esto acabará con nuestra riqueza. Una vez que demos la dote por nuestras niñas, moriremos de hambre. Ahora ha nacido otra niña. Mátenla”.

El papel de la partera en la India rural está arraigado en la tradición y soporta la dura realidad de la pobreza y las castas. Las parteras que entrevisté pertenecían a las castas inferiores de la jerarquía.

La partería era una profesión que les transmitían sus madres y abuelas. Vivían en un mundo en el que era impensable negarse a obedecer órdenes de familias poderosas de castas superiores.

A la partera se le podía prometer un sari, un saco de grano o una pequeña cantidad de dinero a cambio de matar a una bebé. A veces ni siquiera eso se pagaba. El nacimiento de un niño les reportaba unas 1.000 rupias (12,00 euros). El nacimiento de una niña, la mitad.

“Ahora, a quien me pida que mate, le digo: ‘Mira, dame a la niña y se la llevaré a Anila Madam’”.

Las parteras rescataron a al menos a cinco niñas recién nacidas de familias que querían matarlas o que ya las habían abandonado.

Una niña murió, pero Anila hizo los arreglos para que las otras cuatro fueran enviadas a la capital de Bihar, Patna, a una ONG que organizó su adopción.

Los casos de infanticidio son ahora relativamente raros, pero el aborto selectivo por sexo sigue siendo común, a pesar de ser ilegal desde 1994.

Si uno escucha las canciones folclóricas tradicionales que se cantan durante el parto, conocidas como Sohar, en algunas partes del norte de la India, la alegría se reserva para el nacimiento de un niño varón. Incluso en 2024, es difícil conseguir que los cantantes locales cambien la letra para que la canción celebre el nacimiento de una niña.

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