“No somos fruto de la casualidad o la irracionalidad, sino que en el origen de nuestra existencia hay un proyecto de amor de Dios”
(Benedicto XVI)
El universo tuvo un comienzo
Hasta el siglo XX se pensaba que el universo había existido siempre, pero en 1927 el sacerdote católico y astrónomo belga Georges Lemaître formuló la teoría cosmológica del Big Bang (Gran Explosión), que luego fue comprobada y actualmente forma parte del modelo cosmológico estándar. El universo comenzó hace 13.700 millones de años a partir de un pequeño punto: “átomo primitivo” que concentraba toda la materia y era enormemente denso y altísimamente caliente. Entonces tuvo lugar una gran explosión y comenzó a expandirse a gran velocidad y también a enfriarse. Con esta expansión aparecieron el espacio y el tiempo y se fueron desencadenando reacciones que dieron lugar a las estrellas, a las galaxias y a todo lo que hay en el universo.
Y nos podemos preguntar: ¿qué había antes del Big Bang? La respuesta es: “nada”; pues el “antes” es un parámetro del tiempo, y antes del Big Bang no había materia, ni espacio, ni tiempo, no había nada. Ahora bien, la “nada” no puede ser causa eficiente para que algo ocurra; por tanto, en los comienzos tuvo que haber una causa que no fuera material, ni sujeta al tiempo, un Ser todopoderoso que diera origen al Big Bang y proporcionara al universo unas leyes que aseguraran su continuidad.