Siguiendo hoy a Jesús

El anuncio del Reino implica necesariamente la invitación al seguimiento. El seguimiento es la esencia del ser cristiano. “Jesús es conocido sólo en la medida en que es seguido”. Por eso, en un momento en el que se busca con tanto empeño lo esencial o la entraña del ser cristiano, es imprescindible reflexionar sobre el seguimiento de Jesús. El seguimiento es la cristología actualizada en la vida de la comunidad cristiana, la “cristología viva” (E. Schillebeeckx), la “cristología existencial” (K. Rahner).

La historia de Jesús no terminó con su muerte. Continúa en el grupo de sus seguidores, que lo confiesan resucitado.

“La única reliquia auténtica de Jesús es la comunidad viva” (E. Schillebeeckx). Al decir de los evangelistas, apenas el grupo femenino, algunas seguidoras y algunos discípulos o adeptos se mantienen firmes junto a la Cruz de Jesús. Los demás o se han dispersado o le “siguen de lejos” (Mt 26, 58), como Pedro. Pero a partir de la “experiencia pascual”, tanto las seguidoras como los seguidores experimentan una nueva convocatoria, se recompone la comunidad, y reemprenden la segunda etapa del seguimiento de Jesús.

La propuesta de Jesús no quedó sepultada en su tumba. Sus seguidores la retoman una vez que se han repuesto del shock que les supuso el final escandaloso del maestro y han sido agraciados con la experiencia pascual, la convicción de que Jesús está vivo, que el Crucificado ha sido resucitado por Dios, y que la propuesta de Jesús sigue adelante. El “movimiento cristiano” se pone en marcha (M. Fraijo). Después de la Pascua los discípulos y discípulas de Jesús inician la segunda y definitiva etapa del seguimiento. Ahora el seguimiento tendrá unas características nuevas y distintas de aquel que les había llevado tras el maestro de Galilea. 

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