La Biblia y las imágenes

¿Qué sentido tienen las imágenes de los santos que tenemos en las iglesias? ¿Hay que adorar imágenes? ¿Qué dice la Biblia sobre las imágenes y su presencia en el mundo de la fe?


En primer lugar hay que decir que LOS CATÓLICOS NO ADORAMOS IMÁGENES de ningún tipo ni especie. Las imágenes que hay en nuestras casas e Iglesias son para despertar y animar nuestra fe en Cristo. A quien adoramos es a Dios a quien no vemos. A través de las imágenes de la Virgen, de los ángeles, y de los santos, VENERAMOS, no adoramos; o sea, respetamos y admiramos por su seguimiento de Cristo a quienes en ellas son representados.

En el libro del Éxodo, 20 4-5, se nos dice que no hay que hacerse ninguna imagen. También hay otros textos que nos habla de ello: Lev 26,1 Dt 4, 16-18 Era para ellos tan grave este hecho, que se penaba con una maldición: Dt 27,15
Como se ve en la Biblia está prohibida por la Ley de Dios toda representación vegetal, animal o humana en el culto. Siguiendo este precepto, muchas iglesias cristianas actualmente rechazan las imágenes en su culto, y critican a quienes la emplean. Pero ¿Qué quiere decir exactamente la Biblia con estos textos?

En el Antiguo Testamento vemos que las imágenes eran toleradas y hasta permitidas. Más aún en algunos casos Dios mismo ordenó la construcción de imágenes sagradas: Ex 25, 18 Ex25, 33 Ex 31, 1-5
Algunos personajes bíblicos empleaban sin ningún recelo imágenes y objetos representativos para el culto: Jue 8, 24-27 ( en este texto aparece como Gedeón construye una estatua recubierta de oro y destinada al culto). También podemos ver Jue 18, 31. Hasta el mismo rey David, amado y bendecido por Dios, tenía en su casa sin escrúpulos imágenes divinas: 1 Sam 19, 11-13.

En el Templo de Jerusalén construido por Salomón, por las descripciones que tenemos parece ser que estaba lleno de representaciones y esculturas, comenzando por su cámara interior más sagrada, llamada el Santo de los Santos, donde dos inmensos querubines esculpidos en madera finísima estaban junto al arca de la alianza: 1 Rey 6,23
Podemos ver otros detalles del templo en la línea de lo que estamos hablando en los siguientes textos: 1 Rey 6, 29 1 Rey 7,25 1 Rey 7, 19-20 1 Rey 7,29 2 Rey 18,4 Ez 41,18
Curiosamente y a pesar del segundo mandamiento de la Ley de Dios que censura las imágenes, nunca hay en la Biblia ningún profeta antiguo que censure las imágenes. ¿Qué pasaba entonces con la prohibición? ¿Cuál era el motivo en que se basaba la exclusión de las imágenes? En realidad la Biblia no da ninguna razón y el pueblo de Israel nunca afirmó que conocía los motivos. Un solo texto en el libro del Deuteronomio, intenta dar una explicación: Dt 4,15

¿Por qué entonces esta prohibición?
La explicación es que todos los pueblos que estaban en contacto con Israel consideraban que la imagen no sólo era un símbolo de la divinidad, sino que era la propia divinidad de manera real (es lo que llamamos “idolatría”= pensar que el ídolo es el dios mismo). La imagen era el dios representado. Los pueblos vecinos de Israel creían que cuando alguien hacía una imagen, el dios venía a residir en ella: Gn 31,30 Jue 18, 24
Para evitar esta costumbre pagana el pueblo de Israel fortalece la idea contra las imágenes en especial hacia el siglo VIII antes de Cristo, pues estaba la tentación de caer en el mismo culto pagano. A partir de ese siglo los profetas atacan duramente el culto a las imágenes. Oseas, Isaías, Jeremías y Ezequiel, atacan duramente las imágenes y cualquier representación material de lo creado y del creador.

Con el paso de los siglos y el peligro de adorar a otros dioses fue desapareciendo de Israel. Aparece Jesús -Dios hecho hombre- donde “vemos” a Dios invisible. San Pablo se refiere a Cristo como “la imagen viva de Dios”: 2Cor 4,4 También podemos ver: Col1, 15 Jn 14,8

El mandamiento sobre las imágenes en el Antiguo Testamento tenía una función pedagógica, y era temporal, para un tiempo concreto de la historia de Israel. Con la madurez de la llegada de Cristo, nuestro único Salvador, el sentido de las imágenes es completamente otro.

Si queremos aplicar hoy a ultranza este segundo mandamiento, ni siquiera podríamos encender la televisión, porque así estamos haciendo imágenes según las técnicas modernas.

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