Hay una serie de elementos tanto personales como ambientales que ayudan a crear un buen ambiente en la vida matrimonial. Cuando faltan estas condiciones poco a poco el matrimonio va entrando en crisis. Veamos cuáles son estas situaciones que ayudan a la vida matrimonial:
- Demostrar la admiración mutua.
- Ser cómplices.
- Intentar hacer un balance positivo de la relación.
- Ayudarse a ser independientes y responsables de sus actos.
- Ser sinceros… pero no excesivamente. No es necesario decirlo todo.
- Huir de la rutina.
- Mantener las relaciones sociales.
- Cuidar los detalles que sabemos que le agradan al otro.
- Facilitar situaciones para reír juntos.
- Mantener el sentido del humor para afrontar muchas situaciones difíciles.
- Pedir positivamente demostraciones de afecto. No exigir.
- Decir “te quiero” además de demostrarlo a través de actos, etc.
- Manifestar constructivamente los desacuerdos.
- Pedir perdón de forma sincera.
- Mantener un espacio y un tiempo dedicado solo para la pareja.
- Mantener estrategias para adaptarse a los cambios de la vida en el transcurso de la relación de pareja.
- Mantener una vida sexual satisfactoria.
Una de los componentes esenciales en la vida de un matrimonio es la comunicación. Los problemas más importantes en este campo se dan cuando uno de los dos…
- No escucha.
- Habla demasiado.
- No habla suficiente.
- Interrumpe.
- Usa un lenguaje muy vago.
- Nunca va al grano.
- Nunca asiente con la cabeza ni indica acuerdo.
- Nunca emite señales receptivas.
- No le da la oportunidad de hablar al cónyuge.
- No discutirá temas espinosos.
- Habla demasiado sobre temas espinosos.
- Pregunta demasiado.
- No hace suficientes preguntas.
- Hace callar al cónyuge mediante reproches.
- Se retira cuando se altera.
En un buen ambiente matrimonial se tiene que dar:
- Libertad para ver y escuchar lo que es en lugar de lo que debería ser, haber sido, o será.
- Libertad para decir lo que uno siente y piensa en lugar de lo que uno debería.
- Libertad para sentir lo que uno siente en lugar de lo que uno debería.
- Libertad para pedir lo que uno desea en lugar de siempre estar esperando permiso.
- Libertad para tomar los riesgos por uno mismo en lugar de elegir lo que “siempre es seguro”.